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¡Siempre estamos en
fiesta!
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas;
si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar" (Jn 14 , 1)
Se oye el rumor
interno de una ciudad distinta llamada eternidad. Hoy el pueblo de La Quebrada
amanece con una noticia que conmueve a todas las familias. Un hijo de esta tierra,
ha iniciado su viaje al cielo, ¡hay una pausa en los trabajos!
Se
enciende una vela en el altar de los santos.
Juntos
rezamos el rosario a la Virgen del Carmen
en
actitud de agradecimiento,
pedimos por el descanso eterno de un hombre
que
ha pasado por está tierra tratando de
vivir el Evangelio.
¡Siempre
pobre entre los pobres!
¡Orante entre otros orantes!
Trabajador
del jornal,
de
posada
y de una humilde escuela en Esdovas para
llevar
el
sustento a sus padres ancianos.
Un
párroco de barrio, sin lujos, viviendo entre la gente,
sin
cuentas en los bancos, ni prestigios,
Simplemente
no buscó aspiraciones
egoístas, su única aspiración fue
convertirse en el hermano de todos.
Quiso
que la gente sencilla de Valle
Guanape,
leyera el Evangelio en su propia vida.
Soy el Padre Chuy
pobre, pequeño y pecador.
El Maestro de
Nazaret me concedió la gracia de recibir los ministerios, de Diaconado y
Presbiterado después de un largo proceso de formación marcado por muchos intentos.
Fue una confirmación como discípulo y misionero. Para mí el sacerdocio no fue
la meta, ni escalar un rol superior. Para mí fue manifestar delante de la
comunidad que Dios sigue llamando a un proyecto de amor que supera nuestras
fuerzas. Me sentí desafiado por su amor en la cruz y le dije, aquí estoy. Llegar
al Reino de los cielos me ha convertido en un embajador de la tierra en el
cielo; muchos de mis familiares y amigos se han acercado a recibirme y me han
preguntado por la gente buena de El Corozo; yo llevo mi maleta cargada de chimó,
no se sí acá en el cielo lo preparan tan bien como en La Quebrada.
Lo bueno de acá es
que no hay prisas por el tiempo, aunque yo en la tierra siempre llevé mi ritmo
sin muchas preocupaciones. Veo a mis padres y amigos muy alegres en recibirme,
al inicio me impresiono ver algo curioso que ojalá lo puedas captar en esta
historia. Estoy en el cielo, aún no salgo del estupor y el asombro, hay mucha
música, juegos y alegría por los encuentros de los que van llegando. Aquí nadie
está triste, nadie sufre enfermedad, ni odios, en el abrazo todos nos hacemos
una sola familia. Ahora soy consciente que desde muy pequeño mi mamá me enseñó
a pedir en la oración del Padre nuestro este Reino que ahora estoy contemplando.
En la entrada pensé encontrarme a San Pedro con sus llaves, pero a qué ustedes
no saben quiénes estaban allí para recibirnos…
¡Es el paraíso!
Encuentro a mi
hermano Chalo, sentado en la cama como en una actitud de reflexión. ¿Hermano qué
tanto piensas? Es que anoche tuve un sueño con el Padre Chuy. Me decía algunas
frases que estoy tratando de recordar: siempre estamos en fiesta, esta casa es
muy grande; tiene muchos cuartos, yo acabo de llegar, hay un paisaje y un
jardín maravilloso, ¡es el paraíso!
Freddy como muchas
cosas en la vida para el padre Jesús fue una auténtica sorpresa este viaje a la
eternidad. En el sueño que tuve me comentó que estaba preparando una plata para
el siguiente mes visitar a su gente de La Quebrada. El mes pasado no pudo ir
porque el dinero que tenia de las colectas de la parroquia lo había destinado
para comprar medicinas para algunos enfermos que había estado visitando.
Eran los tiempos
duros de la escasez de medicinas y alimentos en el país, murió mucha gente por
no tener las pastillas para la tensión arterial. Muchos hospitales sin médicos,
ni insumos, realmente una situación dura. Y como siempre los más pobres son los
que sufren las malas gestiones de los políticos, que buscando sus intereses se
olvidan del Santo Temor de Dios.
El padre Jesús me
comenta con ilusión que quería recorrer a pie cada camino para ir sin apuro a
visitar a las familias. Así en la conversación amena de los asuntos más
sencillos de la gente del campo; compartir el chimó, el café, la Palabra de
Dios y ¡quién quita! un relleno de arepa con queso del páramo de los que
prepara Lola, la esposa del Loco Antonio. Fue un sueño muy interesante hermano.
Toda mi vida pasaba como una
película frente a mí
Me despierto a las
11 de la noche con un dolor muy profundo en el abdomen. Recuerdo que fui ingresado
al hospital para ser operado. Antes de la cirugía, mientras estaba consciente
con el dolor. Toda mi vida pasaba como una película
frente a mí; volví a trasladarme a esa tierra sagrada que me vio crecer entre
alegrías sueños, anhelos, sufrimientos y esperanzas. En medio de una familia
humilde y con muchos amigos aprendí la virtud de la caridad cristiana,
expresada en el Evangelio. La transmisión de una fe, tan sencilla pero
profunda, capaz de engendrar nueva vida.
Tuve la necesidad
muy profunda de agradecer al Padre Creador por todo el bien que me ha hecho. En
el silencio de aquel pasillo de hospital tan lleno de calamidades también pensé
en los crucificados de nuestra historia, los pequeños, los enfermos y
abandonados, aquellos que hoy se convierten en nuestros jueces. Por tantas
personas que humildemente me llevan en lo profundo de su corazón. Por ellos los que confiaron en mí a pesar de mis dudas, fracasos, decepciones y caídas.
En una actitud de donación seguí ofreciendo mi vida, sintiendo un fuego en mi
interior. Ya estaba allí en ese altar donde está la humanidad sufriente que
será redimida por el Maestro de Nazaret.
Comprendí que la vida de cualquier
cristiano es también una eucaristía viviente. Tu nacimiento es como el canto de
entrada, una alabanza a la gloria de Dios por el milagro de la existencia.
Todos somos convocados a un banquete que es la prefiguración de la gloria.
El saludo a la comunidad
cristiana es cuando pronuncias las primeras palabras dirigidas a esos seres que
misteriosamente por amor te llevan en sus brazos. El momento del perdón, es
cuando empiezas a tomar conciencia de dos realidades que están en tensión en la
humanidad; el bien y del mal.
En la misa de la vida te enseñan
el arte maravilloso de la oración. Te comunicas con Dios a través de signos y
silencios. Es allí donde aprendemos a descender al corazón en actitud de
respeto. Surge entonces el don del temor de Dios. Con el silencio de la oración
llega la certeza de que todo está habitado en la calidez del Padre Creador, crecí
entre montañas, imaginaba como Dios con sus manos las fue formando como jugando
con el barro. Nada existe por sí mismo, ni para sí mismo, sino que es imagen de
otra presencia revelada en cada latido de la Creación. La oración está presente
en todos los seres humanos como un impulso hacia la ciudad eterna. En ese Reino
del amor siempre hay un Tú por invocar.
En este Banquete de
fraternidad universal renovamos las promesas del Bautismo y recordamos el tesoro
de la fe recibida a lo largo de los siglos por nuestros padres de la Iglesia. Cuando
llega el momento de la mesa eucarística es como entrar en la eternidad. Es el
día maravilloso de nuestra primera comunión, recibir el cuerpo y la sangre de aquel
Hermano Mayor que ofreció su vida en memoria de la humanidad sufriente abatida
por la fuerza del mal. Somos abrazados por Cristo resucitado y resucitante
que venciendo las ataduras de la muerte nos lleva entrañablemente en su
corazón. Comulgamos porque queremos llevarle en su corazón y convertirnos en
eucaristía viviente para los demás en nuestra vida diaria. Su abrazo tiene un
fuego que disipa los pecados y las tendencias del mal espíritu. Es un abrazo que
genera un efecto sanador difícil de describir con palabras. Allí inicias la
comunión con todos los Santos, con ellos, me siento embajador del cielo en la tierra.
Es entonces cuando mi existencia cambia de nivel, ya no soy el adulto que
estará luchando por vivir en aquel hospital. Soy aquel niño inocente que se
disfrazaba de curita y celebraba la eucaristía con sus hermanas, allí sentíamos
una alegría muy profunda, la alegría del cielo.
La vida es la vida,
también puede ser muerte
si la llevamos mal
dirigida destruyendo nuestra suerte.
La vida es un camino
lleno de abismos y riveras
donde trazamos destino donde vivimos espera
La vida es un
encanto de notas claras
o negras de paz o
espanto según sean las
pruebas
La vida que es plena
se realiza en la tierra primeго,
después, según
promesa será realizado en el cielo.
La poesía es el
canto que un alma entona
Ilena los espíritus
de encanto con sus liricas de aroma.
La poesía es la
canción que ha hecho un hombre,
fruto de la imaginación
cual sonido en hecatombe.
LA ALEGRIA
Alegría es siempre
compartir
es darse por entero
sin interes mezquinos, sin importar el sufrir.
Alegría es siempre
querer servir
dando por nuestros
hermanos nuestra vida hasta morir.
Alegría es sentir en
el fondo del alma que todos somos hermanos.
Sabiendo que Dios
nos ama dándonos siempre la mano
Alegría es pensar en
lo bueno,
Lo sano es salir al
encuentro del enemigo para perdonarlo.
Alegría es sentir
que vivimos y que nuestro corazón palpita
es cantar, amar sonreír y tener lo que nunca tuvimos
¡Cuando les
toque viajar al Reino de los Cielos me traen chimó…ya se me está terminado!
Freddy de Jesús ARAUJO A. SchP.
Roma 4 de diciembre 2023
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarJesús, un gran hermano...amistad añejada con pureza de espíritu, fraternidad y chimó... cuántas vivencias recordadas, hoy inmortalizado en estas letras...como El Quijote luchador contra los molinos de viento...supo llevar la sencillez con una dignidad admirable...
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