domingo, 3 de diciembre de 2023

10 ¡Siempre estamos en fiesta!












10

¡Siempre estamos en fiesta!



 "En la casa de mi Padre hay muchas moradas; 

si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar" (Jn 14 , 1) 

 

Se oye el rumor interno de una ciudad distinta llamada eternidad. Hoy el pueblo de La Quebrada amanece con una noticia que conmueve a todas las familias. Un hijo de esta tierra, ha iniciado su viaje al cielo, ¡hay una pausa en los trabajos!

 

Se enciende una vela en el altar de los santos.

Juntos rezamos el rosario a la Virgen del Carmen

en actitud de agradecimiento,

 pedimos por el descanso eterno de un hombre que

 ha pasado por está tierra tratando de vivir el Evangelio. 

¡Siempre pobre entre los pobres!

 ¡Orante entre otros orantes!

Trabajador del jornal,

de posada

 y de una humilde escuela en Esdovas para llevar

el sustento a sus padres ancianos.

Un párroco de barrio, sin lujos, viviendo entre la gente,

sin cuentas en los bancos, ni prestigios,

Simplemente no buscó aspiraciones

 egoístas, su única aspiración fue

 convertirse en el hermano de todos.

Quiso que la gente sencilla de Valle

Guanape, leyera el Evangelio en su propia vida.

Soy el Padre Chuy

pobre, pequeño y pecador.

 

El Maestro de Nazaret me concedió la gracia de recibir los ministerios, de Diaconado y Presbiterado después de un largo proceso de formación marcado por muchos intentos. Fue una confirmación como discípulo y misionero. Para mí el sacerdocio no fue la meta, ni escalar un rol superior. Para mí fue manifestar delante de la comunidad que Dios sigue llamando a un proyecto de amor que supera nuestras fuerzas. Me sentí desafiado por su amor en la cruz y le dije, aquí estoy. Llegar al Reino de los cielos me ha convertido en un embajador de la tierra en el cielo; muchos de mis familiares y amigos se han acercado a recibirme y me han preguntado por la gente buena de El Corozo; yo llevo mi maleta cargada de chimó, no se sí acá en el cielo lo preparan tan bien como en La Quebrada.

 

Lo bueno de acá es que no hay prisas por el tiempo, aunque yo en la tierra siempre llevé mi ritmo sin muchas preocupaciones. Veo a mis padres y amigos muy alegres en recibirme, al inicio me impresiono ver algo curioso que ojalá lo puedas captar en esta historia. Estoy en el cielo, aún no salgo del estupor y el asombro, hay mucha música, juegos y alegría por los encuentros de los que van llegando. Aquí nadie está triste, nadie sufre enfermedad, ni odios, en el abrazo todos nos hacemos una sola familia. Ahora soy consciente que desde muy pequeño mi mamá me enseñó a pedir en la oración del Padre nuestro este Reino que ahora estoy contemplando. En la entrada pensé encontrarme a San Pedro con sus llaves, pero a qué ustedes no saben quiénes estaban allí para recibirnos…

 

¡Es el paraíso!

 

 

Encuentro a mi hermano Chalo, sentado en la cama como en una actitud de reflexión. ¿Hermano qué tanto piensas? Es que anoche tuve un sueño con el Padre Chuy. Me decía algunas frases que estoy tratando de recordar: siempre estamos en fiesta, esta casa es muy grande; tiene muchos cuartos, yo acabo de llegar, hay un paisaje y un jardín maravilloso, ¡es el paraíso!

 

Freddy como muchas cosas en la vida para el padre Jesús fue una auténtica sorpresa este viaje a la eternidad. En el sueño que tuve me comentó que estaba preparando una plata para el siguiente mes visitar a su gente de La Quebrada. El mes pasado no pudo ir porque el dinero que tenia de las colectas de la parroquia lo había destinado para comprar medicinas para algunos enfermos que había estado visitando.

 

Eran los tiempos duros de la escasez de medicinas y alimentos en el país, murió mucha gente por no tener las pastillas para la tensión arterial. Muchos hospitales sin médicos, ni insumos, realmente una situación dura. Y como siempre los más pobres son los que sufren las malas gestiones de los políticos, que buscando sus intereses se olvidan del Santo Temor de Dios.

 

El padre Jesús me comenta con ilusión que quería recorrer a pie cada camino para ir sin apuro a visitar a las familias. Así en la conversación amena de los asuntos más sencillos de la gente del campo; compartir el chimó, el café, la Palabra de Dios y ¡quién quita! un relleno de arepa con queso del páramo de los que prepara Lola, la esposa del Loco Antonio. Fue un sueño muy interesante hermano.

 

Toda mi vida pasaba como una película frente a mí

 

Me despierto a las 11 de la noche con un dolor muy profundo en el abdomen. Recuerdo que fui ingresado al hospital para ser operado. Antes de la cirugía, mientras estaba consciente con el dolor. Toda mi vida pasaba como una película frente a mí; volví a trasladarme a esa tierra sagrada que me vio crecer entre alegrías sueños, anhelos, sufrimientos y esperanzas. En medio de una familia humilde y con muchos amigos aprendí la virtud de la caridad cristiana, expresada en el Evangelio. La transmisión de una fe, tan sencilla pero profunda, capaz de engendrar nueva vida.

 

Tuve la necesidad muy profunda de agradecer al Padre Creador por todo el bien que me ha hecho. En el silencio de aquel pasillo de hospital tan lleno de calamidades también pensé en los crucificados de nuestra historia, los pequeños, los enfermos y abandonados, aquellos que hoy se convierten en nuestros jueces. Por tantas personas que humildemente me llevan en lo profundo de su corazón. Por ellos los que confiaron en mí a pesar de mis dudas, fracasos, decepciones y caídas. En una actitud de donación seguí ofreciendo mi vida, sintiendo un fuego en mi interior. Ya estaba allí en ese altar donde está la humanidad sufriente que será redimida por el Maestro de Nazaret.  

 

Comprendí que la vida de cualquier cristiano es también una eucaristía viviente. Tu nacimiento es como el canto de entrada, una alabanza a la gloria de Dios por el milagro de la existencia. Todos somos convocados a un banquete que es la prefiguración de la gloria.

 

El saludo a la comunidad cristiana es cuando pronuncias las primeras palabras dirigidas a esos seres que misteriosamente por amor te llevan en sus brazos. El momento del perdón, es cuando empiezas a tomar conciencia de dos realidades que están en tensión en la humanidad; el bien y del mal.

 

En la misa de la vida te enseñan el arte maravilloso de la oración. Te comunicas con Dios a través de signos y silencios. Es allí donde aprendemos a descender al corazón en actitud de respeto. Surge entonces el don del temor de Dios. Con el silencio de la oración llega la certeza de que todo está habitado en la calidez del Padre Creador, crecí entre montañas, imaginaba como Dios con sus manos las fue formando como jugando con el barro. Nada existe por sí mismo, ni para sí mismo, sino que es imagen de otra presencia revelada en cada latido de la Creación. La oración está presente en todos los seres humanos como un impulso hacia la ciudad eterna. En ese Reino del amor siempre hay un Tú por invocar.

 

En este Banquete de fraternidad universal renovamos las promesas del Bautismo y recordamos el tesoro de la fe recibida a lo largo de los siglos por nuestros padres de la Iglesia. Cuando llega el momento de la mesa eucarística es como entrar en la eternidad. Es el día maravilloso de nuestra primera comunión, recibir el cuerpo y la sangre de aquel Hermano Mayor que ofreció su vida en memoria de la humanidad sufriente abatida por la fuerza del mal. Somos abrazados por Cristo resucitado y resucitante que venciendo las ataduras de la muerte nos lleva entrañablemente en su corazón. Comulgamos porque queremos llevarle en su corazón y convertirnos en eucaristía viviente para los demás en nuestra vida diaria. Su abrazo tiene un fuego que disipa los pecados y las tendencias del mal espíritu. Es un abrazo que genera un efecto sanador difícil de describir con palabras. Allí inicias la comunión con todos los Santos, con ellos, me siento embajador del cielo en la tierra. Es entonces cuando mi existencia cambia de nivel, ya no soy el adulto que estará luchando por vivir en aquel hospital. Soy aquel niño inocente que se disfrazaba de curita y celebraba la eucaristía con sus hermanas, allí sentíamos una alegría muy profunda, la alegría del cielo.

 

  Poesía del P. JESUS DEL C. BARRIOS V.

                                                                   LA VIDA

La vida es la vida, también puede ser muerte

si la llevamos mal dirigida destruyendo nuestra suerte.

 

La vida es un camino lleno de abismos y riveras

donde trazamos destino donde vivimos espera

La vida es un encanto de notas claras

o negras de paz o espanto según sean las pruebas

 

La vida que es plena se realiza en la tierra primeго,

después, según promesa será realizado en el cielo.

La poesía es el canto que un alma entona

Ilena los espíritus de encanto con sus liricas de aroma.

 

La poesía es la canción que ha hecho un hombre,

fruto de la imaginación cual sonido en hecatombe.

 


LA ALEGRIA

Alegría es siempre compartir

es darse por entero sin interes mezquinos, sin importar el sufrir.

 

Alegría es siempre querer servir

dando por nuestros hermanos nuestra vida hasta morir.

 

Alegría es sentir en el fondo del alma que todos somos hermanos.

Sabiendo que Dios nos ama dándonos siempre la mano

 

Alegría es pensar en lo bueno,

Lo sano es salir al encuentro del enemigo para perdonarlo.

Alegría es sentir que vivimos y que nuestro corazón palpita

es cantar, amar sonreír y tener lo que nunca tuvimos

 


 

¡Cuando les toque viajar al Reino de los Cielos me traen chimó…ya se me está terminado!

 

Freddy de Jesús ARAUJO A. SchP.

Roma 4 de diciembre 2023

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



2 comentarios:

  1. Jesús, un gran hermano...amistad añejada con pureza de espíritu, fraternidad y chimó... cuántas vivencias recordadas, hoy inmortalizado en estas letras...como El Quijote luchador contra los molinos de viento...supo llevar la sencillez con una dignidad admirable...

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