¡LEVANTATE COME Y BEBE!
Quiero
compartir con ustedes una experiencia significativa de formación que viví en la
escuela de acompañantes de procesos formativos.
La Conferencia
de religiosos de Venezuela, ofrece cada año un espacio de formación
permanente para religiosos en el área del acompañamiento. En esta oportunidad
también fue abierto para miembros de comunidades laicales. Durante una semana,
cada mes, nos reunimos en Caracas para reflexionar sobre la importancia de
acompañar los procesos de formación desde los distintos enfoques de la
psicología, la espiritualidad y las diversas disciplinas que ayudan a
fortalecer itinerarios de crecimiento personal. Tuvimos varios ponentes
especialistas en las áreas de psicología, antropología, sociología, terapia,
espiritualidad y vida religiosa.
A nivel personal la experiencia formativa me ayudó a seguir valorando la importancia de la formación permanente. La escuela de acompañantes me puso en disposición interior para dejarme acompañar. Tuve como referencia bíblica del proceso, el relato de (1 Reyes, 19, 1-8)
6 Miró y vio que había allí cerca de él una tortilla cocida sobre piedras y un cántaro de agua. Comió, bebió y se volvió a acostar.
7 Por segunda vez el ángel de Yavé se le acercó, lo tocó y le dijo: 'Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti'.
8 Comió y bebió. Confortado con ese alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al cerro de Dios, el Horeb.
Desde la experiencia
del Profeta Elías, voy a compartir algunas claves para vivir la vocación de acompañante
desde nuestro ministerio escolapio.
La primera
clave es la presencia; estar en el momento oportuno, el ángel
es aquel que toca para despertar la vida del profeta Elías que se va
consumiendo por el cansancio y la impotencia.
La segunda
clave es la invitación a levantarse, es una orden del ángel que
imprime motivación, estar postrado en el sufrimiento hace que la vida se encoja,
el levantar la mirada, es estar en disposición para el camino. Es desplegar
nuevas actitudes que quizás están replegadas.
La tercera
clave es come y bebe, hay experiencias, situaciones, rupturas, y
procesos no integrados que debilitan y van haciendo que el nutriente recibido en
algún momento pierda su efecto. La tarea del ángel acompañante es indicar donde
encontrar ese alimento para poder nutrir la existencia. Aquí en esta clave presentamos todas
las herramientas espirituales, psicológicas y filosóficas que ayuden a dar consistencia
la mente y al corazón debilitado. Pensemos a cuántos de nosotros nos han recomendado
la lectura de algún libro, un ejercicio practico de meditación, una frase, una película
que nos ha ayudado a darnos cuenta de muchas cosas. Realmente esos medios se convirtieron
en alimento y bebida que fortalece.
La cuarta clave
la afirmación todavía no has llegado al final de tu camino, muchas veces se cree que solo nos vasta alimentarnos y
quedarnos esperando o caminar un poco. El camino de integración personal
requiere ayudar a la persona acompañada a darse cuenta que todo proceso
requiere sus tiempos y mediaciones para llegar al final, allí donde muchos
procesos son cerrados y con ello se da el milagro de la sanación interior.
La ultima clave es el
reconocimiento de la presencia de Dios como aquel que nos espera en el Horeb, nosotros acompañamos desde una experiencia espiritual
donde presentamos la imagen de Dios Padre, que desea manifestarse a cada uno de
manera particular. Todo proceso guiado con la referencia al Dios Abad, como
misterio insondable de bondad, nos lleva a pensar que no estamos solos en el
camino. Que esa manifestación traerá luz y fuerza para asumir nuevos
compromisos de vida.
Con estas
claves, mi propósito es inspirar a otros que desean vivir la vocación de ángel
custodio. El ángel que de manera prudente aparece en el camino para guiar y
fortalecer. A nuestro Santo Padre Calasanz le gustaba mucho esta imagen del ángel,
estar allí para acompañar la vida del niño y colocarlo en referencia al
misterio de Dios Trinidad.
Para
descubrir mi vocación como acompañante. Me identifico con algunas preguntas que
me interpelaron del escritor Víctor Piccininni ¿Cómo
acompañar a las personas que inician su viaje y su transformación interna más
importante? ¿Cómo alivianar su “mochila” del peso innecesario que puede frenar
su camino? Yo entiendo que cada
proceso humano es un viaje, una experiencia de camino. En ese trayecto se viven
transformaciones internas que van formando o deformando nuestra identidad. La
tarea es estar allí para cooperar con la buena formación y aliviar la mochila
del peso innecesario. Por ello estoy convencido que nuestra tarea más urgente como
cristianos y escolapios es recuperar la función terapéutica expresada por Jesús
en los evangelios. Jesús va curando, y quitando miedos, va liberando a su
pueblo de tantas esclavitudes generadas por la sociedad, la religión y por el
pecado presente en las estructuras.
Para
finalizar me quedan algunas convicciones que deseo transmitir:
El
acompañamiento es un acto que requiere mucho respeto, y confidencialidad. “Mi cuerpo, mi corazón y mi mente se unen en un acto válido que tiene
como único destino el bienestar y la libertad interior de esa mente y ese
corazón ajeno que estoy acompañando" (Víctor Piccininni)
Cuando
acompaño ayudo a reelaborar lo que dice la persona para luego hacer un reflejo
de su situación. Tengo que confesar que me encanta la metodología de reflejo de
Carl Rogers porque ayuda al acompañado a darse cuenta de su situación vital, con
la finalidad de hacerse responsable de su propio proceso.
Acompañar
es un arte que necesita de los sentidos, lo de fuera no siempre demuestra lo
que hay dentro. Es ayudar a la persona a encontrar su propio camino que conduce
al Horeb. ¿Cómo ayudar?... ¿Cómo cuidar sin ser invasivo?…
y ¿cómo acompañar lo sagrado y complejo de la vida, con la certeza que estoy
prestando atención con toda la mente y el corazón?
El arte de
acompañar es un proceso sagrado que requiere estar en camino como el profeta ángel y el profeta Elías.
Dedicar tiempos para la escucha sagrada de la vida en integración de los dinamismos internos. Me di cuenta que en el arte del acompañamiento es muy importante estar en dinámica de escucha atenta; saber reconocer la necesidad del otro evitando cualquier tipo de juicio.
Debe
existir un diálogo abierto y sincero. Aprendí
que no debo quedarme con un solo punto de vista de la realidad interna que el
acompañado está viviendo. Es importante conocer los distintos enfoques de la
psicología y la espiritualidad para entrar en la tierra sagrada del joven.
Para mí el
acompañamiento es un servicio de misericordia. Es presencia sanadora donde se
trabaja esencialmente la escucha y la comprensión al estilo de Jesús de Nazaret.
Me gusta imaginar a Jesús dedicando largos ratos a escuchar a los más
necesitados, a los últimos. Gente sencilla de Galilea, llenos de sufrimientos
por no tener a nadie donde acudir. Y allí llega un profeta, un maestro que los
escucha y les dice que Dios es un-Padre bueno, que nos quiere bien a todos, que
en su Reino todos tenemos un lugar y una misión. La función de Jesús tiene un
rasgo terapéutico muy profundo, al estar cerca de su pueblo, escuchando, quiere
devolver la dignidad a los que la han perdido, la fuerza para vivir aliviando
el sufrimiento.