martes, 24 de octubre de 2023

Mis ángeles de la guarda

 


 Mis ángeles de la guarda



 He aquí, yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te traiga al lugar que yo he preparado. Ex 23 ,20 

María Hernández y Luz Marina Araujo

Al llegar al liceo, fui corriendo a ver la cartelera de los resultados de las evaluaciones de matemática, vi la nota 03 pts. Mi mundo anímico regresa al caos, no quería estar allí , sentía la burla de algunos de mis compañeros, otros me decían te queda una sola oportunidad, si no vas a repetir de año otra vez. No podía ocultar mi tristeza vital. En ese momento pronuncian mi nombre, Freddy, ven acá. Era la profesora María Hernández de la clase de Biología. No, le conocía, pero desde hace unos días sentía que ella estaba pendiente de mí. Nos pusimos a conversar y le comenté de mi situación vital. Ella me escucho con mucha atención y me ofreció su ayuda, me recomendó buscar otra persona que me explicara las matemáticas durante las vacaciones y así preparar la prueba. Me dijo, tienes un bloqueo interno con la materia, pídele a Jesús que te de la virtud de la perseverancia, estoy segura que ese buen compañero de camino te colocara a la persona indicada para iluminar tu mente y pasar la prueba. Me dio un abrazo que pudo trasmitirme nuevamente ánimo. Salí corriendo después de la conversación a preguntarle a mi prima Luz, si me podía explicar matemática durante todo el periodo de vacaciones.

 Compañero de Camino.

El domingo cuando voy a misa temprano, el Padre Isaías Torres, misionero salesiano en Kenia, comenta en Evangelio de los discípulos de Emaús y dijo una frase que dijo quedó resonado en mi alma para siempre: Jesús es compañero de Camino. Pues, ahora entiendo que Jesús está muy presente en la realidad de los que ayudan a los necesitados, en los maestros que atienden a los estudiantes con dificultades, en las personas que sufren. Jesús nos empapa con la llovizna de su Evangelio para poder llevar sus gestos de bondad en cada rincón de la vida, para colocar un remiendo de bondad a los corazones heridos. Para transmitir fuerza vital a quien está agobiado con el peso de las preocupaciones, de aquellos que no encuentran salida porque hay bloqueos vitales que impiden la entrada de la luz.  Aquí estoy y contigo me ofrezco para ser tu discípulo.

Profunda alegría.

Mi prima Luz, me atiende durante las vacaciones con mucha disposición, su forma de explicar fue diferente con mucha paciencia y serenidad. Las clases eran divertidas y no sentía la presión de escenarios negativos. No solo aprendí matemáticas, este tiempo de formación puso orden a mi caos. Me sentía iluminado internamente de mucho entusiasmo para seguir. Llega el día de la prueba, me sentía preparado y logre pasar el examen. Fue un momento de profunda alegría, después me fui caminado con los pies descalzos desde el liceo a la Virgen del Teleférico a pagar la promesa por haber pasado. Desde ese día ese muchacho tímido inicia un camino de servicio a la comunidad y poco a poco fui tomado conciencia de ese primer llamado que Jesús de Nazaret me estaba realizado en lo profundo de mi corazón.  

Integración personal:

 Te invito simplemente a tomar conciencia de tus ángeles de la guarda.

 

 

 P. Freddy ARAUJO SchP

 

 

Un remiendo al corazón


Un remiendo al corazón 

"EL acontecimiento será nuestro guía interior" (Enmanuel Mounier)


Tenía 13 años cuando viví una experiencia fundante en mi camino. Recuerdo que regresaba a casa del liceo. Caminaba rápido, tenía tareas y mucha preocupación por las materias aplazadas. Sentía que había defraudado a mi familia. Las matemáticas un gran reto. Tenía dislexia y no lo sabía. Mis números y palabras estaban como el universo antes de la creación, todo era caos y oscuridad (Génesis 1, 1) 

 

Un remiendo al corazón. 

Pasando el zanjón de Miguel, empecé a sentir un frío muy intenso, llegaba hasta mis huesos. A la vez sentí que una presencia muy tierna me acompañaba. Yo aceleraba el paso como queriendo correr. Caía una llovizna que me empapaba. De pronto, pronuncian mi nombre como nunca antes lo había escuchado. ¡Freddy! Esa voz difícil de describir con palabras, resonó muy dentro de mi existencia. Es como si alguien estuviera colocando un remiendo al corazón de un jovencito herido con mucha angustia y vacío vital. Una sensación de orden empezó a surgir de todo ese cúmulo de sentimientos negativos que tenía. Me quede experimentando una alegría muy profunda, como cuando quieres comunicar a una persona una noticia que te traspasa el alma. 

Un vestido roto.

En ese mismo instante me encuentro con Señora Angélica y su hija Ramona; van de camino a visitar a una señora enferma. Me convidaron y fui con ellas, cuando entramos a la humilde casita encontramos a la señora que apenas podía sentarse. Iniciamos el proceso de hacer la caridad, Angelica y su hija estaban preparando a la Señora Santos para bañarla y limpiar su casita. Me asignaron la tarea de encender el fogón para calentar el agua y limpiar el corredor de la casa. Realice estas tareas aun sintiendo lo vivido en el zanjón de Miguel con aquella extraña presencia de Dios. Terminamos el trabajo, la señora quedo con aires de frescura. Recogieron su ropa para lavarla, la señora Angélica vio un vestido roto y dijo: lo voy a remedar porque aún está muy bonito. Yo me acerque para despedirme de la abuelita Santos, y cuando tome su mano y pronuncie su nombre, me sentí nuevamente empapado por esa presencia tierna que antes me había habitado. Entendí que aquella voz del camino seguía allí. Resonaba a través del sufrimiento de la señora Santos y de aquellas buenas samaritanas que me invitaron al ejercicio de la caridad. Por el camino les preguntaba con ilusión ¿volveremos mañana para cuidarla? Ellas me contestaron, claro Freddy, hoy en la noche otro grupo de señoras de la Legión de María se acercará para atenderla. 

Me generaba temor estar allí.

Regrese a casa con un nuevo ánimo renovado. En medio del ambiente tenso que antes vivía. Ahora sentía una fuerza interior que  me habitaba. Mi autoestima se estaba elevando a la altura del Cerro de Mogoton de Esdovas. Al día siguiente me dispuse para ir al liceo, me levante con mucho ánimo, me bañé, tendí la cama, puse en orden mi espacio vital y con alegría me fui al liceo, que aún me generaba temor estar allí. Era el día donde publicarían  las notas en la cartelera. 

Integración

  • Piensa en los acontecimientos fundantes que has vivido en tu camino. 
  • ¿Qué actitudes logras identificar en el relato que son necesarias para vivir un proceso interior fuerte?
  • Personas que han revelado el modo de ser de Dios en tus experiencias vitales. 

 

 

P. Freddy ARAUJO SchP

 

 

 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Debe ser muy aburrido el cielo

 


Debe ser muy aburrido el cielo


Tengo un amigo entrañable que da color a mi vida, se llama Jacinto Roque. Jugar implicaba para el grupo de primos y amigos, horas de alegría y en algunas ocasiones regaños de nuestras mamás por regresar con la ropa sucia. El tiempo corría muy rápido, la tarde volaba. Vivimos momentos de aventuras para descubrir el mundo encondido en un rincón de la gran Cordillera Andina. Nuestros antepasados le llamaron la Comarca el Corozo. 
 


De pronto un trágico accidente en bicicleta hace que los buenos momentos queden en el rincón de la soledad.  Trompos, metras, bicicletas y aventuras se detienen con una marca muy profunda de silencio. Llega la tristeza, el dejar partir, el despedir sin entender. La soledad cruel va dejando una marca de vacío muy fuerte. No quiero llorar a mi amigo, me salen las lágrimas entre mezcladas de risas y recuerdos. Mi mirada está perdida sin saber qué será de todos los compañeros de infancia sin nuestro querido Chinto. 

Mi amigo inicia una aventura hacia una dimensión llamada eternidad, difícil de entender para un niño. Jacinto ha dejado en mí una radical discontinuidad de la vida. Me preguntaba dónde estará ese lugar que los cantos y rezos dicen que las almas descansan eternamente y además brilla una luz perpetua ¿Entonces no juegan los niños en el cielo, están descansado todo el tiempo? Debe ser muy aburrido el cielo, pobrecito mi amigo, se va aburrir. Quizás ya no  va manchar  ni romper su ropa.  

A los días me dirán en el la clase de catecismo, que Jesús habla del Reino de los Cielos. Para entrar en ese Reino hay que ser como niños. Yo levanto la mano y le pregunto a mi catequista la señorita Mara. ¿Entonces en el cielo, todos seremos niños? Ella con una mirada tierna, me confirma: sí querido Freddy, seremos niños y la Santísima Trinidad ha preparado una fiesta para todos, un gran banquete, allí todos tenemos un lugar, jugaremos, bailaremos y seremos muy felices. Exclame ¡Qué alegría, volveré a ver a Chinto! 

Un nuevo nivel de existencia

Las tardes de juego los primeros días de su partida se convirtieron en visitas al cementerio. Contemplaba una tumba que me evocaba mucha nostalgia.  Amigo ¿por qué ya no estás? 

En la cuarta visita sentí en mi corazón una pequeña luz, una certeza muy profunda, estaba como empandado de una presencia muy tierna, como la de una madre buena que quiere comunicar algo a su hijo amado:  ´´´sí puedes seguir jugando con Chinto´´´ 

Desde algún lugar muy profundo del alma, esa voz interior me decía: ´´´´Dios le dará permiso para jugar con su amigo Rerre´´´´

Mi mente viajo a un lugar maravilloso, me vi, jugando nuevamente con Chinto y otros niños. Una sonrisa se dibujaba en mi rostro, ya no sentía tristeza. Una profunda alegría inundaba toda mi realidad. Aquel cementerio frio y oscuro, se convirtió por un instante en un lugar donde acontecía una auténtica fiesta. Desde ese día maravilloso Chinto nunca más se separó de mi realidad. Cada vez que hago una pausa para jugar, él, está allí conmigo...

Esta historia continua...





19 La burrita de mi padrino Chico.

  19 La burrita de mi padrino Chico. Había una vez una burrita llamada Anastasia, de unos días para acá se empezó a entristecer Pobrecita...